miércoles, 6 de julio de 2011

EL ALTO INDICE DE FRACASOS EN LOS CENTROS EDUCATIVOS

En los últimos años ha surgido un creciente interés y preocupación en la mayoría de los países por el fracaso escolar, un problema determinado por múltiples factores como el contexto social, la familia, el funcionamiento del sistema educativo, el trabajo de cada profesor y la disposición del propio alumno.
El niño tendrá, muy posiblemente, una dificultad para algún tema escolar. Si en su escuela o en su casa, se dan cuenta a tiempo de que el niño tiene dificultades, podrán estudiar esas dificultades y poner en marcha las acciones necesarias para superarlas: una mayor atención sobre el niño, unas clases especiales o una adaptación de los objetivos educativos.
Si nadie repara en las dificultades del niño, o si no se les da la necesaria importancia, el niño tendrá trastornos en sus aprendizajes, que, en el peor de los casos, se irán acumulando a cada curso que el niño haga. Muchas veces se habla de fracaso escolar acumulativo.
Pero no es correcto hablar de niños con fracaso escolar. Lo único real es que hay niños con dificultades, las cuales pueden ser muy variadas.
El fracaso escolar se produce cuando algo falla en algún punto del sistema educativo, y el niño con dificultades no es ayudado para superarlas. La culpa no es del niño. El niño es el eslabón más débil de la cadena. Primero porque es niño. Segundo porque ya hemos quedado en que es un niño que tiene dificultades. Tercero porque el niño no es un técnico ni en pedagogía, ni en psicología, ni es maestro, ni ninguno de los profesionales que, se supone, son quienes trabajan para enseñarle y conducir sus aprendizajes.
El fracaso es de alguna acción educativa que no ha orientado correctamente las dificultades del niño, ni las ha tratado con el necesario acierto.
Los docentes son la segunda pieza más débil del sistema. Están colocados en la línea de fuego y, a veces, ni se les prepara ni se les ayuda a la hora de programar los aprendizajes de sus alumnos. Es lógico que, en ocasiones, se mantengan a la defensiva cuando se sienten atacados. Nuestro respeto para aquellos profesionales sensatos y competentes que actúan de forma oportuna, y que solventan con acierto los problemas de sus alumnos.
La solución consiste en ver qué dificultad concreta plantea un niño con trastornos de aprendizaje. Después, detectar todos los factores que intervienen en su dificultad. Y, sabiendo las implicaciones del caso, construir un programa de objetivos para ese niño, y ponerlo en práctica

Recomendaciones
Identificar los problemas que llevan al estudiante al fracaso escolar y buscar soluciones para erradicar este mal que repercute en su desarrollo personal y estudiantil.
Para los padres:
Aceptar el hecho de que su hijo puede tener dificultades de aprendizaje. Una vez aceptada la situación es más viable ayudar al hijo a superarlas con personal especializado.
Acercarse más al centro de estudios y apoyar la labor de los maestros.
Supervisar siempre los repasos diarios y las tareas.
Tratar en la medida de lo posible estudiar con su hijo utilizando abundantes recursos visuales, tales como afiches, o dibujos elaborados por el mismo alumno.
Colocar un escritorio frente a una pared libre de distracciones visuales.
Para los maestros:
Estar pendientes de la individualidad de cada alumno, y remitir cuando sea necesario, a los especialistas que puedan ayudarle en las dificultades de bajo rendimiento.
Si el alumno es muy inquieto, y no se concentra, puede colocarlo lo más cercano a su escritorio, no sentarlo junto a otro alumno con las mismas características, sino al contrario alguien más apacible y concentrado.
Mantenerse en contacto permanente con los padres de familia, sea citándoles al centro de estudios o enviando notas sobre el desarrollo del alumno.
Para los alumnos:
En el aula de clase debe estar sentado lo mas cercano al escritorio o pizarra del docente. Evitar la cercanía de puertas y ventanas.
Lo posición física y mental que adopte durante la hora de clase, deberá ser sentado recto, sin sostenerse la barbilla o el mentón, o recostado en el pupitre.
Escuchar con atención lo que dice el maestro, no platicar o jugar.
Si no comprende algún tema preguntar al maestro, no debe sentir temor, las personas mas inteligentes son las que no se quedan con las dudas.
La clave del éxito en los estudios es el repaso diario, quincenal y mensual, de esta manera va estudiando poco a poco y para el período de exámenes no tendrá mayor dificultad.



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