Los seis objetivos de la EPT hacen hincapié en la posibilidad de que cada persona se beneficie de la educación básica, desde los niños que participan en programas en el hogar y preescolares, hasta los adultos, pasando por los alumnos de la enseñanza primaria, los adolescentes y los jóvenes. Nadie es demasiado joven para empezar a aprender y nadie es tampoco demasiado viejo para adquirir competencias básicas, como la capacidad de leer y escribir y las nociones aritméticas elementales. Puesto que la transmisión del conocimiento no siempre ocurre en contextos docentes formales, comienza mucho antes de la escuela primaria y prosigue a lo largo de toda la vida, debe alentarse a las familias y las comunidades para que fomenten entornos propicios a la educación. De hecho, la educación básica para todas las edades refuerza la capacidad de las familias y las comunidades, y abre el camino de mayores opciones y posibilidades para la generación siguiente.
La educación abre caminos a todas las personas y las comunidades. porque es esencial para dotar a los niños, jóvenes y adultos de los conocimientos y las competencias que les permiten tomar decisiones bien fundadas, mejorar su salud y nivel de vida, y lograr un medio ambiente más seguro y sostenible la educación nos da la posibilidad de alcanzar nuestro máximo potencial en tanto que seres humanos. La construcción de un mundo de paz, dignidad, justicia e igualdad depende de múltiples factores, entre los cuales la educación es sin duda uno de los más importantes.
En el pasado, las niñas y las mujeres no habían disfrutado de las mismas posibilidades de recibir educación básica. Aun hoy, más del 55% de los menores no escolarizados son niñas y las mujeres representan dos tercios de los adultos analfabetos
Otros grupos han sido también desatendidos: las poblaciones indígenas y las que residen en zonas rurales muy remotas, los “niños de la calle”, los inmigrantes y los nómadas, los discapacitados, las minorías lingüísticas y culturales
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